Vivienda en edificio de madera, amplia y luminosa, en la cual los nuevos propietarios requerían una reforma integral para reformarla y adaptarla a sus necesidades.

Se realizó una redistribución completa de los espacios trasladando la cocina a la fachada principal junto al salón comedor y el despacho, y dividiendo el resto del espacio en dos amplias habitaciones y dos baños.

En la demolición quedó a la vista las fachadas y medianeras originales de ladrillo macizo entre celosías de madera. Su singularidad y belleza marca las pautas de decoración al dejarlas vistas en distribuidor, cocina y segunda habitación.

La cocina en L, y con muebles altos solo en uno de sus lados permite dejar vista la fachada original. Se conectada con el salón comedor a través de un cierre acristalado corredero de hierro barnizado, que da continuidad al estilo de carácter industrial que aportan las fábricas de ladrillo.

El hall cuenta con una gabanero, y continua como distribuidor al salón donde se sitúa un trastero, camuflado como si fuese un armario empotrado, donde se ubican las instalaciones. Junto a él se sitúa la zona de despacho unida al salón comedor.

En el paso desde el distribuidor al salón quedó al descubierto un pilar del antiguo tabique, que se revistió con una estantería de obra de pladur.

Cuenta con dos baños completos con bañera y ducha respectivamente, mueble de lavabo e inodoro.

En el acceso a la habitación principal se sitúa un vestidor y el baño incorporado.